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“Dime en qué orden has nacido, y te diré quién eres”
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Las relaciones entre hermanos suelen ser las más largas de nuestras vidas, y de las más importantes, porque forman nuestras propias identidades. De hecho, los estudios psicológicos certifican que el orden de nacimiento es una variable psicológica importante: no es lo mismo ser hijo único que ser el mayor, el mediano o el pequeño. Es más, en algunos casos, aun habiendo crecido en una misma familia, se desarrollan caracteres tan diferentes que no es extraño pensar que no parecen hermanos. El orden, en este caso, sí importa, pues favorece a los individuos que comparten los mismos padres viviendo distintas experiencias.
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